La cardiopatia isquémica es la principal causa de muerte cardiovascular en los países desarrollados. De los infartos agudos de miocardio, entorno a un tercio de ellos fallecen antes de acudir a un centro médico, y el resto han de ser tratados de una forma óptima con vistas a minimizar la posibles compliaciones y la mortalidad. Los infartos de miocardio, de forma general, son consecuencia de una trombosis en una de las arterias coronarias que nutren el corazón, con la consecuente “muerte” del músculo cardiaco. Por ello, los tratamientos disponibles se centran en la eliminación de dicho trombo para poder así restituir la circulación de la zona afecta lo más pronto posible y reducir de esta manera el daño miocárdico.
Actualmente existen dos tipos de tratamiento: la fibrinolisis (inyección de una medicación intravenosa que “rompe” y disuelve el coágulo) y la Angioplastia Primaria (técnica recomendada como primera elección por las Sociedades Científicas).
La Angioplastia Primaria consiste en la realización de un cateterismo cardiaco, que permite la visualización de la arteria ocluida por el trombo y la resolución de dicha obstrucción mediante el implante de una pequeña prótesis endovascular conocida como “stent coronario”. Todos los estudios hasta la fecha demuestran la superioridad de esta técnica que se realiza en los laboratorios de Hemodinámica y de forma ideal durante las 24 horas del día, los 365 días del año. Una excepción, serían aquellos pacientes sin contraindicaciones para el tratamiento fibrinolítico, que lleguen antes de las dos primeras horas desde el inicio del dolor y siempre y cuando no exista la posibilidad de realizar una Angioplastia Primaria. Si existe dicha técnica disponible, no hay duda de que es la indicada, como así queda reflejasdo en las Guías de Práctica Clínica de las Sociedades Europeas y Americanas de Cardiología.
Los médicos y cardiologos en especial, estamos concienciados de que cuanto antes se trate el infarto de miocardio, mejor pronóstico tendrá el paciente, Así, se acuñó una frase “el tiempo es músculo”, para remarcar la importancia de la reapertura de la arteria coronaria y de preservar la mayor cantidad de músculo cardiaco “vivo”. Se recomienda un tiempo máximo de 120 minutos desde el primer contacto médico hasta la apertura de la arteria responsable del infarto. Esto es una utopía en zonas sin programa de Angioplastia Primaria (Galicia es pionera a nivel español en un programa conocido como PROGALIAM) y sobretodo en áreas geográficas amplias y sin disponibilidad de una sala de Hemodinámica operativa las 24 horas del día.
Son muchos los estudios que han evaluado las bondades tanto clínicas como económicas de una temprana atención en el infarto agudo de miocardio (ahorro económico al tener menos estancia media de los pacientes, mayor supervivencia de los pacientes durante la fase hospitalaria y a largo plazo, menor número de reingresos por complicaciones, etc…).
Recientemente se ha inaugurado la Sala de Hemodinámica del Hospital Universitario Lucus Augusti, paso fundamental para el abordaje del infarto en la población Lucense, minimizando los tiempos de atención para poder cumplir la máxima de que “el tiempo es músculo”.
Dr. Jeremías Bayón Lorenzo
Unidad de Hemodinámica
Servicio de Cardiología
Hospital Universitario Lucus Augusti