La estenosis aortica es la enfermedad caracterizada por la calcificación y estrechamiento de la válvula aórtica, lo cual dificulta la salida de sangre desde el corazón. Es la enfermedad de las válvulas del corazón más prevalente y generalmente afecta a personas de edad avanzada. Una vez que esta patología manifiesta sus síntomas (angina, pérdida de conocimiento e insuficiencia cardíaca) la expectativa de vida se reduce drásticamente. En este momento el único tratamiento efectivo es la sustitución de la válvula del paciente por una prótesis.
Hasta hace pocos años, la única forma disponible de reemplazo valvular era mediante cirugía “a corazón abierto”, lo cual implica un riesgo añadido para los pacientes. En los últimos años se han ido desarrollando diferentes técnicas que permiten el implante de la válvula mediante un acceso vascular, sin requerir por lo tanto la apertura del esternón y disminuyendo los riesgos. Esta técnica recibe el nombre de implante de válvula aortica transcatéter (siglas en ingles TAVI). En este momento la técnica ésta reservada para aquellos pacientes con un riesgo elevado de mortalidad con la cirugía convencional, que hoy por hoy es la técnica de elección.
Antes del implante de la válvula todos los pacientes son sometidos a un estudio hemodinámico, mediante el cual, se evalúa la circulación del corazón y la calidad de los accesos vasculares, fundamentalmente el estado de la arteria femoral e iliaca.
El implante percutáneo de la válvula aórtica comienza con el acceso vascular. El más utilizado es el acceso femoral, localizado a nivel del pliegue inguinal. El paciente se encuentra analgesiado y con sedación superficial sin requerir por lo tanto intubación. Se punciona la arteria y a través de la misma se introduce una vaina que permite subir unos catéteres hasta el corazón, posicionándolos a nivel de la válvula aórtica. Antes del implante de la válvula es necesario disminuir la estrechez de la válvula original, procedimiento que se conoce con el nombre de VALVULOPLASTIA. Este procedimiento consiste en inflar un balón a nivel de la válvula aortica que “rompe“ la válvula original. Para que este balón no se mueva de la posición óptima, necesitamos aumentar la frecuencia cardiaca del corazón, por encima de 200 latidos por minuto, lo cual se consigue mediante un marcapasos temporal que se le coloca al paciente previamente. Una vez realizada la valvuloplastia se introduce el dispositivo que aloja la válvula plegada en su interior hasta el corazón. Al llegar a la válvula aórtica se ira liberando poco a poco, desplegándose sobre la válvula original del paciente.
Aunque este procedimiento esta reservado para pacientes de alto riesgo con la cirugía convencional no está exento de riesgos. Las complicaciones más frecuentes son las vasculares, a nivel de la arteria femoral, dado el grosor elevado del introductor a través del cual tenemos que introducir la prótesis. Generalmente son hematomas poco importantes pero en algún caso el sangrado es mayor y puede requerir cirugía. Otras complicaciones posibles pueden ser embolia cerebral (consecuencia de la valvuloplastia, con el desprendimiento de pequeños trozos de calcio a la circulación), o el desarrollo de un bloqueo cardiaco (lo cual requiere el implante de un marcapasos definitivo). La complicación más grave sería la perforación del corazón, lo cual podría desencadenar en el fallecimiento del paciente.
Como hemos mencionado con anterioridad el tratamiento de elección para la estenosis aortica severa es la sustitución de la válvula enferma del paciente por una prótesis. El implante percutáneo de la válvula aortica representa un tratamiento alternativo para aquellos pacientes que tienen un elevado riesgo con la cirugía convencional. La selección de los pacientes requiere por lo tanto el consenso entre cardiólogos clínicos, cirujanos cardíacos y cardiólogos intervencionistas.
Dra. Melisa Santás Álvarez
Unidad de Hemodinámica
Servicio de Cardiología
Hospital Universitario Lucus Augusti